Lisa Meitner y el meitnerio

Aunque en la tabla hay otros elementos bautizados en honor a mujeres (la princesa Europa, las diosas Pallas Athena, Selene, etc.) la única mujer real que tiene su propio elemento en la tabla es Lisa Meitner. El elemento número 109, el meitnerio (Mt), se llama así por la física teórica austríaca.

Nacida en Viena el 7 de noviembre de 1878, estudió Física en Viena bajo la dirección de Ludwig Boltzmann, en Berlín trabajó como ayudante de Max Planck y midió las longitudes de onda de los rayos gamma. Fue profesora de física en la Universidad de Berlín en 1917 hasta que en 1938 tuvo que huir a Estocolmo a causa de las leyes antisemitas. En 1960 se instaló definitivamente en Inglaterra hasta que falleció en 1968.

Es conocida por su trabajo de investigación sobre la teoría atómica y la radioactividad, uno de sus mayores logros fue el de dar una explicación teórica a la fisión nuclear (nombre que acuñó junto a sus sobrino Otto Frisch). Codescubrió el efecto Auger y varios isótopos, uno de ellos condujo al descubrimiento del elemento químico protactinio.

Lisa Meitner y Otto Hahn

Formó pareja científica con Otto Hahn (químico experimental) durante casi 30 años, incluso en la distancia o cuando no estaba permitido que las mujeres accedieran a los laboratorios. Aunque la participación de Lisa Meitner fuera decisiva y estuviera claramente documentada, el hecho de que Hahn tuviera que omitir su nombre al presentar sus conclusiones sobre la fisión nuclear le supuso un Premio Nobel en solitario a Otto Hahn en 1944. Meitner sí recibió otros premios a lo largo de su carrera: el premio Enrico Fermi en 1966 en Estados Unidos por sus contribuciones a la física, por ejemplo.

Quizá por ignorar su nombre en aquél premio Nobel tan merecido, en 1992 por fin fue incluida en otra lista de privilegiados: la de los elegidos que tienen un elemento bautizado en su honor en la tabla de elementos. 

Lisa Meitner además de ser una de las mujeres científicas más brillantes del s.XX demostró también una calidad humana que sorprendió a sus compañeros de la época: debido a sus descubrimientos fue invitada a participar en el Proyecto Manhattan de Estados Unidos, Lisa lo rechazó (y fue la única) porque no quería tener nada que ver con la construcción de una bomba y además luchó el resto de su vida por un uso pacífico de la energía atómica.

 

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