Cada niño tiene su momento.

Es importante recordar que, aunque está claro que los niños necesitan ser guiados, cada uno tiene su ritmo: de crecimiento, de aprendizaje, de desarrollar sus habilidades y sus intereses… no todos van a la misma velocidad, igual que no todos pegan el estirón al mismo tiempo por ejemplo, y compararlos entre sí no fomenta nada bueno y además añade una presión innecesaria. Paciencia, que con ayuda, todo llega a su tiempo.

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