Un jubilado alemán resuelve la conjetura de correlación gaussiana.

Thomas Royen, así se llama el jubilado alemán al que se le ocurrió, un día mientras se lavaba los dientes, la solución para resolver uno de los grandes problemas matemáticos del siglo XX: la conjetura de correlación gaussiana.

La GCI, planteada en los años cincuenta pero reformulada de manera más clara en 1972, enlaza la probabilidad y la geometría. Una manera de plantearla es que:

 Si A y B son dos conjuntos convexos y simétricos en Rn, X un vector aleatorio con distribución normal
multivariante con vector de esperanza cero y matriz de covarianza la identidad, entonces P[X ∈ A ∩ B] ! P[X ∈ A]P[X ∈ B].

Es decir, si en un hipotético juego de dardos, en el que estamos lanzando a un círculo y un rectángulo con el mismo centro y que se intersecan, los dardos caerán dentro de una distribución Gaussiana. Y la probabilidad que un dardo caiga dentro de la zona de intersección es siempre igual o mayor que la probabilidad de caer dentro del triángulo multiplicada por la probabilidad de caer en el círculo. Vamos…que si dos figuras se cruzan, darle a una con el dardo aumenta la probabilidad de darle a la otra.

Thomas Royen resolvió este problema de manera sencilla, con matemáticas clásicas, con técnicas clásicas de estadística.  No como habían estado intentado resolverlo otros matemáticos de renombre durante décadas. De hecho dicen que cualquier estudiante es capaz de seguir su demostración, que ocupa sólo un puñado de hojas. Si quieres puedes verla aquí. Y lo más curioso es que ni siquiera es matemático, ni se ha pasado (como otros) 30 o 40 años detrás de la solución.

Thomas es un jubilado que había trabajado en una farmacéutica como estadístico. Su trabajo era modificar fórmulas estadísticas existentes para poder sacar mejores y más eficientes conclusiones de los datos de los experimentos clínicos. De hecho, su trabajo le ayudó para usar un enfoque diferente al usado por los matemáticos para encontrar la solución.

Pero, al no ser matemático ni conocido, su solución, que presentó en 2015 por varios medios (hemos compartido el que mandó a arxiv.org) y a varias personas y revistas, se ignoró y tomó como «otro fake más».  De hecho, hasta hace poco, no se ha conocido la noticia de manera global. Es curioso como en la era donde más fácil es tener información, se ha tardado tanto en reconocer a Royen su descubrimiento.

Como dicen los expertos, resolver los grandes enigmas matemáticos es importante para ir avanzando, y pasando página. Pero además, hacerlo de manera tan sencilla puede dar ánimos a alumnos que estén estudiando ciencias para intentar resolver otro. Prueba que no es necesario ser expertos para resolver muchos de estos dilemas.

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