Las clases online NO deben ser más baratas que las presenciales.

Nosotros llevamos más de cinco años impartiendo clases online. Pero nunca habían despegado porque la gente era reacia a probarlos.
El coronavirus ha forzado a que se realice una «prueba forzosa masiva» de las clases online. Y el cambio es imparable: la formación tiende a ser online.

Y entonces surge el problema del que queríamos hablar en este artículo. Muchos clientes tanto de empresa como particulares piensan que las clases online deben ser más baratas. Y piden un descuento. Como hablamos frecuentemente con otras academias, hemos podido comprobar que la petición es algo recurrente.

La creencia que las clases online deben ser más baratas parece estar extendida entre un sector (no mayoritario) de la población.

Os vamos a explicar por qué (creemos que) no.

Razones por las que las clases online NO deben ser más baratas que las presenciales.

Os dejamos varias razones desglosadas por las que creemos que el coste no debe variar. Sabemos que cada clase es diferente y puede haber casos extremos en que alguno de estos puntos no se aplique o sea contrario. Estamos hablando de manera general.

  1. La hora del profesor es la misma.
    Cuando nosotros presupuestamos una clase en nuestra academia, de cualquier cosa, el factor principal es el tiempo del profesor. En horas o fracciones de hora. Si son profesores contratados por horas o autónomos ese es un coste que hay que cubrir, pero si son a jornada completa también.

    Y la hora (o fracción) que estás recibiendo por parte del profesor es la misma en modo online que en modo presencial.
  2. La calidad de las clases, su preparación y trabajo posterior son los mismos.

    – La calidad de una clase online es la misma que en una clase presencial. Obviamente el profesor debe estar acostumbrado a dar clases online, pero la calidad es la misma.
    – El nivel de profesor es el mismo online que presencial.
    – La preparación de la clase es la misma
    – El trabajo de corrección posterior es el mismo.

    El otro factor principal que influye en el precio es el nivel de la clase (nivel del idioma, nivel de la clase de refuerzo) … y eso sigue siendo igual online.
  3. El profesor se ahorra el desplazamiento…pero el cliente también.

    Una de las razones más esgrimidas para defender la reducción del precio de las clases online es que el profesor se «ahorra el viaje».
    Aquí tenemos que distinguir entre dos tipos de clase:
    a) Clases en las que el profesor acude al domicilio particular o a la empresa.
    En este caso siempre se ha cobrado el desplazamiento como algo adicional. Así que ese factor sí que reduce el precio. Pero no el precio por hora de la clase, sólo se elimina el coste de desplazamiento.
    b) Clases en las que el alumno (y el profesor) acude a la academia. El caso más frecuente. Y en este caso ambos se «ahorran el desplazamiento». De hecho es una de las grandes ventajas de las clases online, que el cliente puede, desde donde esté, dar una clase y luego retomar sus actividades. Ahorrando así (el cliente) los trayectos de ida y vuelta.
    En ambos casos, el coste por hora de la clase no se ve afectado.

  4. Gastos de las clases online frente al de las clases presenciales.

    En ocasiones (pocas) surgen argumentos sobre un posible ahorro de los gastos en las clases online. Esto es rotundamente FALSO. De hecho me inclino a pensar que el gasto (para la academia o profesor) es mayor en el formato digital.

    Se necesita material equivalente en ambas clases. El libro se necesita en las dos, y además es un coste adicional no incluido en las clases. En uno se necesitan lápices y cuaderno, y en el otro Internet (doy por supuesto que casi todo el mundo tiene fibra en casa y 4G en el móvil) y un ordenador o dispositivo digital (tanto para el profesor como para el alumno).

    Pero, además, para poder impartir clases online de calidad, el profesor o la academia debe realizar costes adicionales en:
    – Servicios de videoconferencia (zoom, Teams etc).
    – Micrófonos, cámara y cascos de calidad.
    – En el caso de academias servidores para el punto 1.

    No existe el ahorro de local, electricidad etc porque la mayoría de las academias siguen teniendo dichos locales para las clases presenciales.

Pero además, la educación online requiere una fuerte inversión si se quiere hacer bien. Os pongo algunos ejemplos por experiencia propia:

  • Cámaras web de calidad
  • Tabletas digitalizadoras.
  • Ordenadores para todas las aulas y para profesores.
  • Un servidor para nuestro sistema de videoconferencia (para no depender de sistemas de terceros).
  • Dos aulas online (desarrollo e implementación).
  • Creación de contenido digital para esas aulas (horas de profesores y diseñadores).
  • Mantenimiento informático de los sistemas antes mencionados, así como el arreglo de problemas técnicos durante las clases de profesores y alumnos.
  • Formación por nuestra parte para impartir clases online (método y recursos obtenidos durante 5 años) y horas de formación a nuestros profesores.

Conclusión.

Como veis, no existe ningún ahorro por parte de la academia o profesor en las clases online. De hecho, si acaso, un mayor coste.

El tiempo (factor principal) es el mismo. El nivel (segundo factor) también.

Cualquier ahorro de desplazamiento o material o ya se cobraba aparte, o es también ahorro para el cliente.

Por esta razón, nuestras clases online tienen el mismo coste que las presenciales.

Pero, si que permiten, en nuestro caso, que el cliente se ahorre dinero. ¿Cómo?
Con nuevas modalidades de clases.

Antes no nos era factible hacer clases de menos de una hora. Ahora podemos realizar, en este formato, clases de media hora, que si pueden suponer un ahorro interesante para el bolsillo.

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